Actividad gremial

Una radiografía de la producción más austral del mundo

Javier Trucco, presidente de la Federación de Sociedades Rurales del Chubut, analizó la situación del sector productivo focalizando en la provincia de Chubut, con una mirada que incluye a la Patagonia en general.

 Dicen que Magallanes se inspiró en 1520 en el gigante Pathoagón de la literatura europea medieval para darle el nombre “Patagonia” a la región más austral del continente americano. Pareciera que quedó allá lejos la exploración de esas tierras extensas de climas hostiles, habitadas por los “gigantes patagones o tehuelches”. Sin embargo, la realidad que enfrenta hoy buena parte de la Patagonia con campos abandonados o semiocupados, inclemencias climáticas, altos costos de mano de obra e insumos para proyectar inversiones, marca que todavía resta mucho por hacer.

Como presidente de la Federación de Sociedades Rurales de Chubut, Javier Trucco indica que “toda la parte costera se ha mantenido en producción, principalmente desde Rawson y Trelew hacia el sur”, aunque reconoce que las otras caras geográficas de Chubut, como el centro, dejan a la luz campos desocupados y subocupados. Otra de las facetas productivas se da también en la cordillera, donde existen campos en producción que en 2016 han estado afectados por una gran sequía.

Siguiendo al dirigente confederado, en lo que respecta a Río Negro, “la denominada línea sur también ha tenido problemas de falta de lluvias y las consecuencias de la erupción del volcán Puyehue desde 2008 hasta 2014 todavía dejan secuelas”.

Más al sur, la provincia de Santa Cruz también ha tenido en el 2016 una situación muy complicada desde lo climático que afectó toda la zona al sur del río Santa Cruz, una de las más productivas. Según Trucco la parte norte de la provincia está desocupada desde la época de la erupción del volcán Hudson allá en 1991/92. “La parte más productiva, que se encuentra en la zona sur, ha tenido sequía y falta de nieve, y ahora en el verano es cuando se afirma como un problema”.

La buena noticia es que, a pesar de ello, en los campos activos donde aún se produce el último año fue bueno por los precios de la lana y por la buena producción de corderos que permitió cerrar una rentabilidad razonable.

Una constante que se da de punta a punta en la Patagonia, según Trucco, es que los campos no tienen la cantidad de hacienda adecuada.

Laneros y ganaderos

Hace algunos años se recuperó en la Patagonia casi un millón de cabezas de ganado, que con la erupción del volcán Puyehue terminaron desapareciendo. Aunque eso sí: lo que siempre se mantuvo pendiente de un hilo hasta la actualidad es la rentabilidad de llevar a cabo un desarrollo agropecuario en esta región donde lo que prima son las grandes distancias.

En lo que hace a ovinos, la línea sur de Río Negro y casi toda la provincia de Chubut se caracteriza por la raza merino, eminentemente lanera, aunque en los últimos diez años se ha comenzado con lo que se denominó el “merino multipropósito”. La idea –expresó Trucco‒ es seguir produciendo buena lana, pero con un perfil de producción de carne.

Para encontrarse ya con las razas más carniceras, el viaje debe seguir hasta las zonas del sur de la provincia de Santa Cruz, donde los mismos pastizales permiten una receptividad mayor y una mejor alimentación de los animales. Allí se lucen principalmente la raza corriedale, y un merino también bastante más grueso de lana y con mayor producción de corderos que en otras zonas.

Esta historia reciente de la producción de carne ovina bien al sur de la Patagonia tiene un actor fundamental para Trucco: el frigorífico de exportación Estancias de Patagonia, nacido a partir de un apoyo enmarcado dentro de la ley ovina. “El frigorífico exportó muy bien durante varios años, pero últimamente, debido al alto costo del flete, al tipo de cambio que está retrasado y a la eliminación de los reembolsos por puertos patagónicos, no es competitivo para exportar”, aseguró el dirigente. En ese sentido, “hoy exporta muy poco sólo para mantener los clientes abiertos, pero ha volcado toda la producción al mercado interno de la Patagonia, abasteciendo principalmente a cadenas de supermercados”.

Para Trucco “los precios hoy son más compensatorios en el mercado interno que en el mercado externo. El precio al productor de la carne ovina es un complemento muy importante al ingreso por lana para completar un círculo de rentabilidad”, aseguró.

Pero hay un factor determinante y que se repite en estos negocios a “cielo abierto”: el clima, por lo que la producción de carne ovina no es pareja todos los años. De todas maneras, desde hace dos o tres años se ha recuperado en parte el régimen de lluvias y las pasturas.

Siguiendo a Trucco, “el repoblamiento es posible”, pero tiene tres dificultades principales: la cantidad de especies depredadoras que crecieron en los campos cerrados y subocupados, con un agravante: al reemplazarse ovinos por vacunos, se generó una mayor cantidad de jabalíes y pumas en los campos de Chubut.

“El otro problema grande es el abigeato”, afirma el dirigente, con bandas organizadas que han vaciado campos. Y el tercer problema es el “alto costo de la mano de obra, que tiene un sobrecosto del 20% de zona, con lo cual genera también un 20% más de cargas sociales”. En el camino que viene hay varios puntos en debate, como el objetivo de brindar trabajo a la mano de obra especializada y que se liberen parte de las cargas sociales que hoy hacen inviable la producción en muchos puntos de la región.

El riego, un asunto clave

Las zonas bajo riego atraviesan en la actualidad grandes complicaciones, principalmente en los valles bajos del río Chubut, donde el principal objetivo productivo es la alfalfa, que se vende a su vez a los campos de meseta para completar la alimentación de los ovinos. En menor escala también aquí se produce fruticultura y hortalizas.

“La actividad que incluye el complemento y el cierre de ciclo con engorde de corderos vivió un auge hasta hace un par de años. El aumento de los costos del flete, de los granos y del combustible hizo que no sea tan rentable un feedlot en las zonas bajo valle, bajo riego”. Esto principalmente en el valle inferior del río Chubut, el valle de Sarmiento y los valles cordilleranos.

Los campos abandonados

Más del 20% de los campos ubicados en la meseta están desocupados, mientras que un porcentaje similar trabaja a menos de la mitad de su capacidad productiva, indicó un informe del INTA Chubut. Se trata de relevamientos en establecimientos de los departamentos Telsen, Gastre, Mártires y Paso de Indios.

Los técnicos indicaron que, por un lado, la sequía que afectó a la zona desde 2005, más las cenizas del volcán Puyehue y el avance de depredadores tuvieron gran influencia en la producción ganadera de Chubut y en la multiplicación de campos subocupados o directamente abandonados.

Entre los motivos de la pérdida de superficies productivas se menciona “el déficit generalizado de precipitaciones que ocasionó en casi todo el territorio una importante sequía iniciada en 2005”, lo que motivó la declaración de la emergencia agropecuaria en 2008 y su extensión durante seis años.

Se sumó en 2011 la erupción del volcán Puyehue, que afectó con la deposición de las cenizas. “Estos dos procesos naturales impactaron fuerte y negativamente en la producción ganadera de la provincia y en especial en la zona norte de la Meseta Central provocando más del 45% de mortandad de hacienda”.