Revista de CRA

"La volatilidad no le sirve al productor"

Juan Pablo Karnatz, prosecretario de CRA, analizó el escenario económico actual y cómo esto impacta en los productores. Además destacó la participación de CRA en el Congreso Mundial de la Langosta en Estados Unidos.

 ¿Cómo fue la experiencia de participar en el Global Locust Iniciative?

En abril participé en la Global Locust Initiative (GLI) de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), Estados Unidos. Asistimos un equipo de disertantes representando al sector privado argentino y contando cómo es el trabajo en el control de la plaga de la langosta en Argentina.

CRA fue la única entidad que participó junto con SENASA y el INTA. El evento fue organizado por la Universidad de Arizona y asistieron referentes de los países del mundo, especialmente los que luchan contra la langosta de África, Asia, Australia, EEUU y Latinoamérica.

Hay cientos de especies de langostas y no todas son estudiadas en profundidad. Actualmente, no hay un sistema de alerta mundial sino solamente comunicación y esto cruza temas de economía, pobreza, sustentabilidad, corrupción y fondeo. ¿Por qué digo esto? Porque ojos que no ven, corazón que no siente. La langosta siempre está pero hay veces que no está visible, entonces, requiere monitoreo.

¿Cómo repercutió el trabajo que hace Argentina en la lucha contra la langosta?

Allí en Arizona en un taller expresamos nuestras intenciones de trabajo público-privado, especialmente países de bajos recursos como el nuestro, donde está claro que los recursos no alcanzan. Interesó y me pidieron que abriera una jornada explicando cómo planteábamos el tema público-privado con los organismos provinciales y nacionales.

Otra cuestión que gustó mucho por ser disruptiva: planteamos que es muy importante que los científicos estudien, trabajen, produzcan papers, pero que los productores del mundo necesitan soluciones. Queremos que no pierdan las perspectivas del corto y mediano plazo, porque quizás en el largo plazo sean grandes científicos pero en el mientras tanto necesitamos soluciones.

En el evento hubo mucho interés de países de Asia y África en el sistema público-privado. Lo que planteamos fue tomado y es interesante porque queda una comunicación internacional sobre qué está pasando con la langosta.

¿Cómo se encuentra la situación de la langosta hoy en día en nuestro país?

La realidad de la langosta en Argentina: nosotros estamos trabajando junto al SENASA y la provincia de Santiago del Estero con la tucura quebrachera que salió de los montes y empezó a atacar a los cultivos. En términos generales -por lo menos en Santiago-, la cuestión más o menos funciona porque los mandos medios de SENASA y provincia ya nos conocemos, y de alguna forma actuamos en ese esquema naturalmente. Pero creo que hay que darle una vuelta de tuerca a ese trabajo y no descuidarse cuando no se la ve. Es un poco lo que está pasando con la langosta sudamericana.

¿Cuál es la realidad del sector algodonero en Santiago del Estero?

Hoy es la primera provincia productora algodonera. Hay que diferenciar dos zonas, una de riego con algodones de 4 mil kilos, en donde el productor y sus asociaciones armaron esquemas de monitoreo y de lucha contra el picudo algodonero, y otra de secano. En la zona de riego participó el INTA, la provincia y las asociaciones de productores como entes fitosanitarios, con monitoreo, trampas de feromonas y tubo mata-picudo. Ahí hay un avance cualitativo porque se logró integrar el trabajo de todos los actores que están en el lugar. Para luchar contra el picudo, se requiere mucha inversión. Una asociación importó, por ejemplo, 80 mil dólares de tubo mata-picudo. Esto es una acción muy concreta, que creo que nunca pasó en la Argentina. El área de secano es más complicada, tiene los mismos problemas que el Chaco. En términos generales, con buena producción, pero un tanto afectada por las lluvias. Todavía no tenemos cuantificado el daño.

¿Cómo les afectan las inclemencias climáticas a la producción chaqueña?

Esto ha sido una locura permanente porque actualmente el dique de termas de Río Hondo está en crisis. Algo de agua ha entrado porque la cuenca de Tucumán ha aportado poco, pero hemos tenido estas violencias de sequía brutal con calores muy fuertes y lluvias intensas, lo cual ha generado algunos daños importantes. Con respecto a las lluvias, han sido muy circunscriptas: hay productores a los que les llovió bien y van a tener buenos rindes, pero hay productores a los que le llovió mal y fuera de tiempo y no van a tener buenos rindes. En cuanto a la ganadería, fue Overo. Hemos sufrido al principio con la sequía porque tenemos lluvias estivales. Después empezó a llover y las pasturas subtropicales alcanzaron a responder, pero sí hubo gente que tuvo complicaciones muy fuertes en el sudeste.

¿Cómo ve la situación económica del país hoy en día?

Hoy tenemos un baño de realidad complicado. La volatilidad al productor no le sirve, porque te da imprevisibilidad y te complica. En este país una suba del dólar que debería ayudarte a mejorar la competitividad, sobre todo en los lugares como los nuestros alejados de los puertos, enseguida la inflación se come la suba de cualquier precio. El diferencial dura muy poco. Lo más complicado es el productor que no está financiado. Creo que la incertidumbre siempre es mala para la inversión y para el campo, en especial porque la explotación de cielo abierto necesita previsibilidad para saber cuáles van a ser tus variables económicas.

La Argentina está claramente en un escenario que no es el mismo que se preveía cuando el gobierno ganó las elecciones en noviembre de 2015. Ahora hay un mundo más complicado con una economía americana que está fuerte. Seguramente el Fondo Monetario Internacional va a ser que la Argentina haga lo que se tenía que hacer y no se ha hecho.

La receta de felicidad gradual no sirve. En las economías regionales es donde se siente más. Hoy inclusive estamos muy preocupados porque competitividad es también mejorar la logística, y si se detiene la obra pública, llámese ferrocarril Belgrano, carreteras, electrificación y conectividad, complicaría aún más la situación para el sector. Sabemos que hay que combatir el gasto público y la inflación, pero esperamos que haya un recorte inteligente.