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Buenos Aires: Sequía e inundaciones, dura realidad productiva para los productores de Henderson

Complicado panorama para los productores agropecuarios.

Por Asociación Rural de Henderson

A continuación, un informe de la Asociación Rural de Henderson que comenta cómo ha quedado el panorama en la región para la presente campaña.

Informe:

Descripción del clima

Luego de los eventos de precipitaciones extremas de fin de febrero y principios de marzo del 2017, en los cuales se acumuló un total de 350 mm en 8 días, más allá de la presencia de periodos de tiempo seco, las precipitaciones siguieron por encima de promedio y la situación se fue agravando, llegando a finales de septiembre de 2017 con un acumulado de precipitación de 1.050 mm. A falta de 3 meses para terminar el año, ya se había superado en más de 100 mm el promedio anual. Un punto a destacar, es que en febrero 2017, se superó el récord histórico de precipitaciones del mes, el cual databa del año 1987 con 265 mm, con registros que variaron entre 360 y 420 mm según la zona.

Nuevamente el inicio de la campaña 2017/2018, arrancaba muy complicado, más de 30.000 hectáreas inundadas y muchas más afectadas por anegamientos o falta de piso.

Los meses de octubre y noviembre las precipitaciones parecían estabilizarse en sus valores promedio, pero no, a partir de fines de noviembre entramos en una fase seca, que duro hasta marzo de 2018, en los cuales las precipitaciones fueron muy inferiores al promedio, en casos mermas superiores al 70% y una gran variabilidad en los mm a escasos km de diferencia.

Esa fase seca permitió que gran parte del área afectada por inundaciones comenzara a normalizarse y se pudiera avanzar en muchos lugares con las tareas de siembra de maíz y soja.

El promedio de mm acumulados para los meses estivales, diciembre a marzo, es de 450 mm para Henderson. En este tiempo los acumulados alcanzaron valores desde 100 mm hasta lugares con 300 mm acumulados, en todos los casos siempre por debajo del promedio, pero fue llamativo la variabilidad que había entre los acumulados en campos a poca distancia.

Si es claro que la zona donde menos llovió fue hacia la parte suroeste del partido, justamente en la inundación había sido también la zona más afectada.

Muchos de estos lugares más afectados por esta sequía, la que se extendió a lo largo del país y fue catalogada como la más severa en 50 años de acuerdo con los datos del servicio meteorológico nacional, vieron morigerados sus efectos producto de la napa freática que estaba alta, un efecto residual de la inundación del otoño anterior.

Como si esto fuera poco, a mediados de abril, comenzó un temporal que duro unos 30 días, en los cuales prácticamente tuvimos precipitaciones cada 2 o 3 días, lo que impidió avanzar con la cosecha. Si bien este periodo, fue positivo para dar por terminada la fase seca, y recomponer los perfiles, la alta humedad y temperaturas mas elevadas de lo normal del periodo, hicieron que la soja que faltaba cosechar tenga un deterioro em su calidad, en algunos casos superan el 25%, y perdidas por desgrane. Como efecto positivo, este temporal ayudo a que los verdeos y pasturas pudieran tener una producción de pasto superior al promedio, y permitió a los productores ganaderos y lecheros entrar en mejores condiciones al invierno.

Por el lado de las temperaturas, también fue complejo, ya que, a mediados de octubre, y mediados de noviembre hubo heladas, que afectaron al trigo y la cebada, y también a algunos cultivos de maíz, aunque en menor medida.

Cuantificación de los daños

El arranque de la fina fue complejo debido a la gran superficie afectada por las inundaciones y sectores con falta de piso, caminos inaccesibles, lo que hizo que la superficie afectada por fina cayera fuertemente, siendo un 65/70% inferior a la campaña anterior. Para la gruesa tampoco fue fácil, que los problemas continuaban, pero la fase seca de fin de año permitió que la caída de área no sea tan grande, pero así y todo fue la menor superficie sembrada de las últimas campañas, cayendo un 28% respecto de la anterior, siendo inferior a las 100.000 hectáreas.

Con la cosecha de soja terminada y la de maíz ya muy avanzada, nos permite cuantificar cual será la producción del distrito. Claramente esta baja de la superficie sembrada, sumado al efecto de la sequía se transformó en una caída de un 40% de las toneladas producidas, con respecto a la producción del año anterior.

La caída del área de un 28%, se transformó por efectos de la sequía en una caída final de la producción de un 40% con respecto a la campaña anterior.

Si tomamos los valores medios de la producción podemos determinar el valor de las perdidas, superando estas los 1.100 millones de pesos. Una perdida que tendrá un gran impacto en los productores y en la economía local en general.

Las casi 250.000 Tn menos de producción, no solo afecta a los productores agropecuarios, sino que también se traslada los acopios, agronomías, talleres, transporte, comercio en general, etc. Si tomamos como referencia al transporte, este tendrá el equivalente a 8.200 viajes menos de camión, que representa unos 35 viajes menos por cada camión que hay en el distrito. Situación que se reflejara con mayor peso en los próximos meses.

Además hay que tener en cuenta, que en este escenario de pérdidas generalizadas, se seguirán aportando las retenciones a la soja, que se encuentran a la fecha en 27%, y que desde el 1/1/18 van bajando 0.5% por mes. A los efectos del cálculo tomaremos un promedio a lo largo del año de un 26% la retención efectiva. Para este año el aporte mediante las retenciones será de casi 300 millones de pesos.

Desde la implantación de las retenciones en el 2002, desde el distrito se han aportado la suma de u$s 364.599.245 solamente por este impuesto, que al tipo de cambio actual representan mas de 10.000 millones de pesos.

Las perspectivas para la próxima campaña son buenas, los precios de trigo y cebada son auspiciosos. La siembra de trigo y cebada promete estar cerca del récord de la campaña 2016/2017 y se observan buenos niveles de fertilización, esto sumado a un perfil recargado y pronósticos climáticos alentadores no hacen esperar una gran cosecha de trigo y cebada. La parte negativa, es la volatilidad del dólar y altísimas tasas de interés, que no permiten un adecuado abanico de financiamiento al productor, que este año producto de las perdidas pasadas son muy necesarias tener disponibles tasas bajas para financiar la campaña entrante.

Impacto en la Ganadería y Tambos

Estas actividades también fueron afectadas por los eventos anteriores, aunque sus efectos son más difíciles de medir y cuantificar ya que muchas veces estos efectos se terminan viendo mucho después de finalizado el evento. Es claro que hubo efectos inmediatos, mayor consumo de forrajes y reservas, granos, que encarecieron las producciones, pasturas perdidas, caídas de la producción de leche, etc.

De acuerdo con los datos de la Fundación Hipólito Yrigoyen para la lucha de la aftosa, no hubo una caída en la cantidad de hacienda en el distrito, si se cortó un crecimiento del stock que venía aumentando consistentemente en el último tiempo.

Las perspectivas de largo mediano plazo para el cría y engorde de ganado son buenas, la apertura de nuevos mercados de exportación abren un panorama no visto por la actividad en muchos años.

Por el lado de la lechería, lamentablemente, la actividad sigue inmersa en una crisis de rentabilidad que ya lleva varios años y ha llevado a varios tamberos a dejar la actividad, lo cual repercute en el distrito ya que el tambo es una gran generadora de mano de obra. La sequía vino a agravar una situación que ya era crítica.

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