Revista de CRA

"La producción del norte necesita reglas claras"

Lucas Norris, flamante presidente de Prograno y representante en la Mesa Ejecutiva de CRA por Federsal, hizo referencia a las dificultades que aquejan a la producción en la provincia de Salta.

¿Cuál es la realidad que atraviesa el sector agropecuario en la provincia de Salta?

Hoy el sector agropecuario de la provincia, devaluación mediante, se encuentra mejor parado. Lo que sucede es que la coyuntura no ayuda fuera de la inflación. Ningún sector se siente cómodo porque estas tasas no son viables para ninguna proyección a mediano o largo plazo.

Las producciones en el norte argentino no son fáciles, son bastante complejas en cuanto a costos de producción. Tenemos una incidencia de flete muy alta al estar tan lejos de los puertos, lo que siempre impacta negativamente, y cuando nos hablan de las retenciones se nos ponen los pelos de punta porque nos afecta mucho más ya que incide sobre el precio logrado.

En Salta tratamos de buscar un equilibrio entre la producción de soja, que es un producto necesario por el tema de la caja -se cosecha, se entrega y se cobra a los 7 o 10 días-, y las economías o los productos regionales, como sésamo, chía, mung, poroto, garbanzo, etc., donde la comercialización no es tan fluida y depende de los mercados que hay dando vuelta a nivel mundial.

El poroto, por ejemplo, tiene un precio razonable de mercado, pero los actores que están en la cadena no son multinacionales, como Bunge o Cargill, sino otro tipo de compradores que no poseen la espalda que tiene un exportador grande; entonces, para realizar el pago de una producción, hay que esperar a que exporte. Eso lleva consigo una demora, pero son producciones que dejan una rentabilidad un poco mejor.

¿Qué sucede con el cultivo de maíz?

Por suerte está creciendo porque tiene un margen positivo en este momento y es una producción que se está incrementando porque sirve para las rotaciones. En Salta, precisamos de una rotación adecuada para ser sustentables en el tiempo. Hoy tenemos una producción de maíz que es rentable, con materiales que están a la altura de las circunstancias, con empresas que invierten en tecnología, biotecnología y genética para aumentar el piso de rendimiento; eso hace que la producción subsiguiente -poroto, soja, chía-, sea mucho más sustentable. Además colabora en la sustentabilidad del sistema porque ayuda a la acumulación de agua que es un recurso limitante en el norte argentino y evita la erosión tanto eólica como hídrica.

¿Cómo se desarrolla la ganadería en el marco de la Ley de Bosques?

Tenemos una posición encontrada con el Gobierno provincial porque hay una reglamentación, el Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI), que no es algo que ya esté en funcionamiento. Es prueba y error, y eso hace que nuestra provincia, que tiene mucho potencial respecto al desarrollo de la ganadería, esté frenada porque no se terminan de poner de acuerdo con el avance de las áreas amarillas.

Hoy tenemos una zona netamente agrícola que está desarrollada en su mayoría y una zona amarilla que tiene un freno porque todos los proyectos de desarrollo demoran mucho en habilitarse. Necesitamos de un desarrollo ganadero y que la integración sea total. Es más eficiente sacar el maíz que tenemos vía carne y no mandarlo a puerto en granos. Es un negocio de largo plazo, por eso pedimos definiciones y reglas claras para mediano y largo plazo.

Nosotros, como sector productivo, queremos producir. Nos acogemos a un ordenamiento lógico pero también necesitamos que nos dejen hacer. Desde la Asociación de Productores de Granos del NOA (Prograno) hemos planteado proyectos alternativos de ordenamiento territorial para lo cual contratamos a un especialista e invertimos mucha plata en proyectos que tengan sentido común, pero siempre nos encontramos con un Gobierno que le tiene miedo a Greenpeace.

Todos los extremos son malos. Que nos digan que no se puede hacer absolutamente nada porque el fin es el bien común, no tiene sentido, porque cuidamos nuestra producción. Sabemos que el campo tiene que quedar para los hijos, nietos y bisnietos, y no lo podemos agotar. Por otra parte, sabemos que debemos cuidar el tema del desmonte, las aplicaciones, las cortinas y el suelo. Con el Gobierno provincial hay diálogo pero muchas veces sentimos que no nos escuchan y hacen caso omiso a lo que se propone.

¿Qué es lo que necesita el productor salteño para salir adelante?

Reglas claras, créditos accesibles y previsibilidad para el mediano y largo plazo. Con este gobierno uno tenía una visión pero hoy, con el ruido de las retenciones va cambiando la ecuación y no sabe para dónde disparar. Estamos en un momento de incertidumbre. El aumento del tipo de cambio ayuda, pero fue a destiempo para este año, porque la mayoría de las producciones ya estaban vendidas; entonces, no impactó directamente. Sí creemos que va a ser beneficioso para el año que viene, siempre y cuando no se traslade todo a los precios.

¿Cuál es su opinión respecto de la Ley de Semillas?

Requerimos una nueva Ley de Semillas. La que hay es obsoleta. Tiene que haber un reconocimiento a la investigación y desarrollo. El productor necesita de la nueva genética para poder avanzar. Lo vimos en los últimos 20 años: a través de la incorporación de nuevas tecnologías en los cultivos de soja, maíz, trigo, mejora la productividad de todo el país, y eso tiene que estar reconocido.

Una nueva ley tiene que contemplar ese reconocimiento de privados y públicos como el INTA. Hay productores del norte argentino que vienen invirtiendo más de 2 millones de dólares en proyectos de poroto, y si esto no está contemplado en la Ley de Semillas, no va a ser viable. Tenemos sésamo, mung, chía, poroto y necesitamos reglas claras para que la gente que introduce variedades nuevas pueda recuperar la inversión que está haciendo en la mejora genética. Necesitamos de nuevas tecnologías y mejoras genéticas como región, por ser lugares marginales.

¿Cómo articulan con otras entidades del sector?

A través de Federsal (Federación de Entidades Rurales de Salta), que incluye Sociedad Rural salteña, Prograno, la Asociación de Productores de Legumbres del NOA y el Grupo Lajitas. Está contemplada toda la producción y tenemos una silla en CRA. Además, hacemos reuniones los presidentes de las entidades en conjunto para delinear las políticas de la provincia. También con el sector tabacalero tenemos muy buena comunicación, porque hay políticas como la Ley de Agroquímicos que contempla a toda la producción de la provincia, no solo la parte extensiva, sino también la intensiva. Hay muy buen diálogo porque pensamos que la producción agropecuaria es una sola.

¿Qué desafíos tienen en Prograno con la renovación de su Comisión Directiva?

El principal desafío es organizarnos para que todos trabajemos en conjunto y no recaigan todas las responsabilidades en el presidente. Hace tres períodos que integro la Comisión Directiva de Prograno: fui vocal, tesorero y ahora presidente. La metodología de trabajo debería rondar en definir responsables de cada uno de los temas específicos y dar continuidad a lo que se viene haciendo en pos de solucionar los problemas que hay en la provincia. Es importante la renovación de todas las comisiones directivas, que haya más involucramiento de los productores dentro de la parte gremial, ya que es beneficioso para el futuro y el desarrollo del país.