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Rusia lidera las exportaciones globales de trigo

Con más de 33 millones de toneladas del cereal exportadas, se consolida como uno de los principales productores agroalimentarios del mundo.

Por Clarin

 Las exportaciones de trigo rusas aumentaron 43% el último año, y alcanzaron las 33,7 millones de toneladas en el periodo 2017/2018. Esto convierte a Rusia en el primer exportador mundial de trigo por segundo año consecutivo, lo que significa que ha dejado atrás a países a la Unión Europea (UE) y a los "farmers" de Estados Unidos.

También este año exportará 4,5 millones de toneladas de maíz (una cifra que implica un aumento del 6% respecto a 2017). El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés) estima que colocará más de 40 millones de toneladas de trigo en el mercado mundial en 2019, dentro de un total de 52 millones de toneladas de commodities agrícolas exportadas.

El cálculo de USDA es que Rusia controla ahora 22% del mercado global de trigo, mientras que la Unión Europea responde por 14%, y Estados Unidos por 13%. La previsión de USDA es que la Federación rusa respondería por 30% del total mundial en 2025/2027.

El principal instrumento competitivo de la producción rusa respecto a la europea o a la norteamericana son sus menores precios, con una diferencia de entre un 20% y un 30%. De esa manera, ha logrado excluir a sus competidores europeos de los mercados del norte de Africa y de Egipto.

Incluso está eliminando a la competencia francesa en sus mercados tradicionales de Africa Subsahariana, entre ellos Senegal, Malí y Costa de Marfil.

Rusia se ha atrevido a penetrar el mercado mexicano con una exportación de más de 100.000 toneladas de trigo en 2017, agrietando el virtual monopolio norteamericano.

El acontecimiento que desencadenó el boom agrícola ruso fueron las sanciones impuestas por la Unión Europea en ocasión del conflicto con Ucrania y la anexión de Crimea en 2014.

La respuesta del gobierno de Vladimir Putin fue prohibir las importaciones agrícolas de la UE, lo que ocasionó una brusca caída de más de 40% en las compras externas de la Federación.

La diferencia fue cubierta en un breve plazo (unos dos años) por la producción domestica; y el resultado fue que las importaciones de productos agrícolas representan hoy menos de 20% de la demanda domestica rusa, cuando eran entre un 35% y un 40% en 2014.

El total del área sembrada excedió los 80 millones de hectáreas en 2017; y se trata de las tierras más fértiles del mundo - las "Tierras Negras" de Rusia-, junto con las de la Pampa argentina.

Las tierras fértiles no utilizadas superan los 50 millones de hectáreas, con no menos de 10 millones de hectáreas de tierras agrícolas abandonadas a partir del colapso de la Unión Soviética en 1991, cuando el Estado ruso se desintegró y la estructura productiva experimentó una crisis histórica.

El gobierno de Putin ha lanzado una política de aliento a la producción agroalimentaria que incluye transferencia de tierras, desarrollo de la infraestructura y créditos preferenciales (con una inversión de 4.200 millones de dólares el año pasado).

El cambio climático (calentamiento de la atmosfera) ha favorecido notablemente la producción agroalimentaria rusa, con un aumento proyectado de la temperatura en la Cuenca del Volga de 1,8º centígrados para el 2020.

La necesidad y las sanciones europeas, más la política deliberada de Putín, han transformado a Rusia en uno de los grandes productores mundiales agroalimentarios del siglo XXI.