Revista de CRA

"Nuestra economía es completamente anómala"

Así lo consideró el economista Juan Llach, quién hizo un diagnóstico de la situación tributaria analizando su impacto en el sector agropecuario.

En la Jornada Nacional del Agro (JONAGRO) realizada en el mes de septiembre en el Palacio de Aguas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), el reconocido economista Juan Llach expuso sobre "Reforma tributaria. Impacto en el sector agropecuario". Partió de analizar lo siguiente: hablamos de la Argentina como si fuera un país normal con las mismas categorías que analizamos al resto de los países, pero nuestra economía es completamente anómala. ¿Por qué dice que la Argentina es un país anormal ? "Antes de la crisis de 1930, el país tenía un nivel de vida equivalente al 80 % del nivel de vida de los países desarrollados. Después pasamos al 60 % y ahora estamos en el 40 %", afirmó. Para Llach, "no hay ningún país comparable en tamaño y circunstancias que haya tenido esta trayectoria de decadencia relativa a otros, tan profunda como la Argentina". Aclaró que nos hemos alejado de Estados Unidos, y Chile y Uruguay nos han pasado.

"Somos la única economía plenamente bimonetaria del mundo y esto tiene costos. La dolarización, como algunos sugieren, al principio puede ser muy atractiva, pero es un camino de ida y le da una enorme rigidez a la política monetaria y a la política fiscal". En ese sentido, atribuyó la gran causa del bimonetarismo a la inflación y, como principal causa de esta, al déficit fiscal crónico. "Para salir del bimonetarismo debemos eliminar el déficit fiscal y bajar drásticamente la inflación. Tenemos 73 años de inflación crónica desde 1945, con episodios de planes de estabilización a los cuales hemos derrotado", manifestó.

En cuanto a los impuestos, Llach consideró que ningún país comparable con Argentina tiene un sistema impositivo tan contrario como el nuestro a la inversión, al desarrollo y al progreso social. Por eso hay que celebrar -como primer paso- la decisión del Gobierno de realizar una reforma tributaria, complementada por el consenso fiscal. De acuerdo con el economista, hay cuatro problemas principales: la excesiva presión impositiva, la alta evasión, la carga tributaria contraria a la inversión y a la competitividad, y la mala calidad y baja recaudación de los impuestos progresivos.

"Los impuestos distorsivos como las retenciones, castigan a la producción, ya sea subiendo los costos o bajando los precios". Eso ha tenido un gran impacto en la inversión en Argentina. "Nuestro país invierte muy poco en relación con el producto bruto", explicó. La inversión cae sostenidamente desde 2007. En 2007, 15,2 %, rango 122 entre 133 países. Entre 2011 y 2015, el PBI pc cayó 6 %, peor que en 164 de los 181 países, y la inflación fue la tercera más alta del mundo. "En total, Argentina recauda 10,5 % del PBI en impuestos distorsivos (impuesto inflacionario, créditos y débitos bancarios, derechos de exportación, distorsiones del IVA, Ingresos Brutos y sellos). Esto no existe en ningún país del mundo", comentó el especialista.

Los impuestos progresivos, sobre todo el impuesto a las ganancias de las personas, son impuestos contrarios al progreso social. Tienen baja incidencia y están muy mal diseñados, porque Argentina recauda 200.000 millones de pesos menos que los países vecinos. El grueso de nuestra presión tributaria surge de impuestos al trabajo y de otros contrarios a la equidad, como el IVA y los distorsivos anteriormente mencionados.

El mínimo no imponible en la Argentina es muy elevado. Hay que integrar ganancias y aportes personales. Un asalariado que gana $10000, paga 14 %; un autónomo paga 11,1 %. Peor aún, ganando $80000, el asalariado paga 15,5 % -apenas más que el de $10000-, un autónomo paga 8,6%, y un monotributista, 6,8%. "Es una gran injusticia social ejecutada desde hace años por el Estado, a la que se le agrega que los jueces y otros funcionarios judiciales están exentos de pagar ganancias, aunque sí lo harán los incorporados a partir de este año", subrayó.

Otro de los puntos en los que profundizó el economista es en la evasión impositiva, que en la Argentina es muy alta. En Chile se evade el 20 %. En nuestro país se evade el 40 %. "Si tuviéramos el mismo cumplimiento que Chile, eso permitiría eliminar todos los impuestos distorsivos, el déficit fiscal primario y bajar la presión tributaria del 35,9 % al 33,9 %".

Su exposición continuó con un análisis de la reforma tributaria en curso. Algunos de los principales ejes serían los siguientes:

  • Contribuciones patronales: mínimo no imponible + eliminación "mapa"

  • Ganancias corporativas: 35 % a 25 % + impuesto a utilidades distribuidas

  • Ganancias personales: rentas financieras (15 % y 5 %), deducción autónomos

  • Devolución anticipada IVA inversión, si no se recuperó en 6 meses

  • Impuesto sobre los créditos y débitos bancarios

  • Provincias: ingresos brutos, sellos y eliminación de aduanas interiores

  • Impuestos internos: eliminación tecnología y gama media, suba alta gama

  • Impuestos ambientales (CO2) a los combustibles

  • Transferencia de inmuebles: se elimina el impuesto y se grava ganancia de capital

La agenda pendiente

"Vuelven las retenciones de parte de un Gobierno que filosóficamente está en contra de ellas. Yo los invito a que reflexionemos juntos acerca de cómo podemos hacer para evitar esto que es, como dijo el presidente, un impuesto malísimo y perverso", aseguró Llach.

De acuerdo con el economista, "el camino que se siguió hasta ahora de castigar al sector agravó el problema, porque todo lo que se exporta compite mucho más con el consumo interno. No tenemos que copiar a ningún país en particular, pero tampoco tenemos que hacer lo que no hace ningún país: la alta inflación crónica, el alto déficit fiscal, un gasto público desmadrado y tener un sistema impositivo como el que tenemos", sentenció.

"Nos quejamos de la escasa capacidad exportadora de la Argentina y castigamos a los sectores que pueden producir más exportables. Eso es un argumento ideológico, pero aparte de ello, hay un problema central, y yo creo que Argentina tiene que buscar una forma de agrotributar totalmente distinta a las retenciones".

De acuerdo con Llach, en ese punto sí tenemos que mirar qué hacen otros países, donde la forma principal de tributar en el sector es el impuesto inmobiliario. En Argentina recauda el 0,4 % del PBI, en Brasil y Uruguay el 0,7 %. En Estados Unidos, Canadá y Australia recaudan entre rural y urbano 2,4 % del PBI, o sea, 6 veces lo que recauda la Argentina. "A estos países ni se les ocurre poner impuesto a las exportaciones". El problema es que en nuestro país tenemos las dos cosas: retenciones e inmobiliario.

Como último punto, citó la importancia del subsidio a los alimentos. "EE.UU. tiene un sistema de subsidio al consumo de alimentos que empezó en 1939. Ese sistema hoy alcanza 40 millones de norteamericanos y cuesta anualmente 70.000 millones de dólares. Tenemos un instrumento que es la Asignación Universal por Hijo y debería enfocarse en ser un subsidio al consumo de alimentos, y sobre todo de los alimentos más nutritivos, ya que en Argentina hay muchos problemas de mal nutrición".

De acuerdo con Llach, "tenemos la oportunidad de transformar una parte importante de la Asignación Universal por Hijo en un subsidio al consumo de alimentos nutritivos y eso amenguaría la tensión entre la exportación y el consumo interno. Y en cuanto a Ingresos Brutos, Argentina tiene que ir a un esquema de eliminación gradual del impuesto, y desde ya, las retenciones a las exportaciones deberían eliminarse cuanto antes", finalizó.