Vamos por todo, ¿también por el INTA?
Como lo fue el INDEC, el INTA es un orgullo para la Argentina. Creado en 1956, transformó la manera de producir en el campo promoviendo la tecnologÃa de punta. Y exporta esos saberes no solo a la región y al continente africano, auxiliando a agricultores que luchan por su supervivencia. También es un ejemplo en paÃses que marcan el paso como EE.UU. Pero últimamente sus técnicos temen que descienda de categorÃa. Siempre dentro de la legalidad, la Casa Rosada está tomando el timón de la institución que, por su esencia, se asemeja a las universidades. Es decir, debe ser independiente del poder polÃtico para decidir qué investigar y cómo trabajar. El último episodio tomó por sorpresa a sus integrantes que se enteraron por la radio del nombramiento del vicepresidente, Francisco Anglesio, en reemplazo de Luis Basterra, ungido diputado K por Formosa.
Con partida de nacimiento en RÃo Gallegos, Anglesio es ingeniero agrónomo y kirchnerista de pura cepa: fue diputado (2007 al 2011) después de haber ocupado cargos durante la gobernación de Néstor Kirchner. “Mis prioridades estarán puestas en ver al paÃs desde adentro, algo que nos caracteriza a los patagónicos y que ha tenido un fuerte impulso dado por Néstor Kirchner y Cristina Kirchner”, dijo cuando fue elegido. En las últimas elecciones compitió para la intendencia de RÃo Gallegos, perdiendo frente a Raúl CantÃn. De su desempeño en la actividad agropecuaria se conoce su labor con los ovinos.
A mediados de 2011 ya habÃa llamado la atención en el INTA la designación de Eliseo Monti como director nacional, un cargo relevante. Monti es “alguien del riñón”. Y ha inundado el organismo de “sociólogos de actitudes patoteriles” , dicen en el INTA.
Y aunque nadie cree que peligre el titular del organismo, Carlos Casamiquela, de amplia trayectoria, sorprende su falta de autonomÃa. La respuesta probablemente haya que buscarla en la suba del presupuesto, hoy de $ 1.300 millones, 700% mayor al de 2003. Tal vez por eso, las crÃticas quedan encerradas en los laboratorios. Pese a una investigación que traerá ruido: las compras con cargo a un crédito del BID supuestamente mal licitadas y el pago de viáticos por viajes no realizados.