Sustituir, un verbo difÃcil
El Gobierno dice que impulsa la sustitución de importaciones. Sin embargo, algunos trabajos aseguran que todavÃa no se nota un reemplazo significativo de insumos extranjeros por nacionales.
Debemos acelerar el proceso de sustitución de importaciones”, aseguró Cristina Kirchner en un acto realizado el año pasado. El Ministerio de Industria sostiene que una de cada tres pymes reemplazaron componentes importados por insumos nacionales, pero distintos centros de investigación y economistas señalan que todavÃa no se verifica un claro reemplazo de insumos extranjeros por nacionales. Y aseguran que la extranjerización de la economÃa dificulta aún más este proceso.
El grupo de economistas heterodoxos que integran el flamante colectivo Apuntes para el Cambio concluyeron en un análisis que Argentina, durante la etapa actual, se volvió más dependiente de las importaciones que en los 90. El think tank estimó, a partir de datos oficiales y de la CEPAL, que el 18,3% de las importaciones que se realizaron entre 2002 y 2010 fueron bienes de “alto contenido tecnológico”, como aviones o medicamentes. Estos representaban el 19% durante la década del 90. Las importaciones de productos de alta-mediana tecnologÃa (autos o aparatos electrónicos) ahora constituyen el 54,2% de las compras del exterior, mientras que en la década del 90 constituÃan el 51,4%.
“El mercado no parece haber generado alicientes suficientes para sustituir significativamente importaciones, sobre todo las de mayor contenido tecnológico, aun cuando el tipo de cambio se tornó mucho más favorable que durante la convertibilidad”, sostuvieron los economistas. Las compras del exterior de productos de mediana-baja tecnologÃa, como pueden ser muebles o productos de plástico, ocupaban en la década del 90 el 16% de la torta y ahora, el 18,5%. Asimismo, las importaciones de productos de baja tecnologÃa (alimentos o ropa) representaban hace más de 10 años el 13,6% y ahora, el 8,9%.
“Los cambios que se observan entre el perÃodo de vigencia de la convertibilidad y la etapa actual demuestran que, a contramano de lo que cabrÃa esperar a simple vista, la economÃa argentina se ha vuelto más –y no menos– dependiente de las importaciones”, concluyeron los especialistas.
Los economistas Andrés Tavosnanska y Germán Herrara publicaron un artÃculo que coincide con la interpretación que obtuvieron sus colegas de Apuntes para el Cambio , aunque su análisis concluyó en 2007. “La penetración de importaciones es generalizada. De un total de 22 sectores, en tan solo 5 se registra un coeficiente menor de importaciones sobre el consumo aparente en 2007 comparado con el de 1998”, manifestaron en el informe Tavosnanska y Herrera.
La mayorÃa de los economistas consultados por iEco coincidieron en la necesidad de avanzar hacia una profundización en la sustitución de importaciones. “TodavÃa arrastramos las reformas de los 90, en donde la industria tuvo un notable proceso de desintegración y ahora hay procesos más vinculados al ensamblaje”, explicó el ex director de la CEPAL y actual docente de la UBA y de la Universidad de Quilmes, Bernardo Kosacoff.
“No parece haber un plan serio en este tema, pero serÃa interesante ir hacia ese lado. Hasta ahora, lo que hay es una polÃtica vinculada a cuidar los dólares comerciales para mantener el superávit”, opinó el economista que integra los equipos técnicos de la CTA Tomás Raffo.
Cal y arena El vicepresidente de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SID), Fernando Grasso, fue el más optimista de los consultados. Estimó que el paÃs atravesó una primera etapa de sustitución de importaciones que comenzó en 2003 y culminó en 2007, que estuvo caracterizada por reemplazar ciertas actividades que habÃan dejado de ser rentables por el fin de la convertibilidad y donde existÃan recursos humanos y fÃsicos para sustituir importaciones. “Durante la segunda etapa, que finalizó en 2011, la industria alcanzó un estadio donde sustituir importaciones implicó un esfuerzo superior en inversiones, desarrollo de capacidades y tecnologÃas, mejoras estructurales de productividad y en un contexto más complejo”, explicó Grasso.
El ex secretario de Industria y actual titular de abeceb.com, Dante Sica, es más escéptico que Grasso. “Se puede sustituir, pero no a los golpes y a corto plazo”, opinó. En diálogo con iEco , el economista dijo que los grados de reemplazo en el rubro de autopartes y electrónicos son bajos y que, en estos dos casos, si se pretende avanzar es necesario armar esquemas de mediano o largo plazo.
Kosacoff resaltó que la idea de implementar un modelo de sustitución de importaciones no se contrapone con el esquema de una economÃa abierta. “Es necesario tener recursos humanos más calificados e intensivos en capital tecnológico y ser competitivos en esos rubros”, estimó. “El desafÃo es alcanzar niveles de integración de las cadenas de valor que permitan no solo una estructura económica aún más diversificada, con mayor valor agregado, con mayores inversiones, sino también que sumen grados de libertad a la polÃtica económica”, opinó Grasso.