PolÃticas agropecuarias equivocadas
En una nota realizada al presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Rubén Ferrero, publicada en el Suplemento Fincas el sábado 28 de abril pasado, el dirigente rural expone con claridad aspectos fundamentales de la situación agropecuaria argentina. Problemas y dificultades que también son válidas para Mendoza.
Los problemas destacados por el dirigente toman mayor significación cuando se tiene en cuenta que la entidad mencionada es representativa de un amplio sector de productores y empresarios rurales que exceden la tradicional Pampa Húmeda y cuyos dirigentes se caracterizan por avalar sus dichos con datos aportados por sus numerosos asociados. Su afirmación básica es que si los productores no tienen rentabilidad ni previsibilidad, cada vez producen menos. Esta descripción es válida para amplios sectores de la economÃa de Mendoza.
El marco de referencia planteado es la contradicción existente entre las buenas condiciones internacionales para la producción agropecuaria en general y los problemas de orden interno que enfrenta el sector. Ferrero los atribuye a la negativa intervención del Estado en los mercados, que generó que muchos productores cayeran o no crecieran cuando podrÃan hacerlo si los dejaran. Para graficar en forma contundente el daño de la intervención del Estado en los mercados, expone la situación del sector ganadero, la producción y los precios.
Una serie de medidas adoptadas por el Gobierno nacional hace cuatro años, como la prohibición de exportar y la fijación de precios máximos tanto para el ganado en pie como para el producto al consumidor, incluso con obligación de vender con el propósito de que la carne fuese barata, han terminado logrando todo lo contrario. Se redujo el stock de ganado en 11 millones de cabezas por la liquidación de vientres y ahora debemos pagar el kilo de asado a un promedio de 11 dólares, bastante más que en Uruguay, Brasil y Paraguay que se han convertido en grandes exportadores de carne, sin reducir el consumo.
El gobierno nunca aceptó la propuesta de las entidades rurales de modificar el sistema de comercialización, liberando la exportación de los cortes de mayor precio, para abaratar los de mayor consumo interno que no son exportables. PolÃtica aplicada por Uruguay con notables resultados.
En cuanto a los altos precios para el consumidor interno ocurre similar situación con los quesos, siendo más altos que en Francia, a pesar de las reiteradas protestas de los tamberos por el bajo precio que se les paga por la leche. Se suma el problema del atraso cambiario que afecta especialmente a los sectores industriales; en el caso de la carne obligó al cierre de más de 100 frigorÃficos con la consiguiente pérdida de miles de puestos de trabajo.
Aborda el presidente de CRA el siempre espinoso problema de la diferencia entre los precios que se pagan a los productores agrarios y los precios que deben pagar los consumidores. Señala el de algunas frutas frescas donde la diferencia es mayor a diez veces. Propone que se analicen en profundidad las cadenas de producción para ver “quién se queda con lo que no le corresponde”. Concluye que es necesario sentar a la mesa de discusión al sector comercializador, a quien suele responsabilizarse de las diferencias. Esta situación se repite en Mendoza en cuanto al precio que reciben los productores hortÃcolas y frutÃcolas, en especial los más pequeños y los precios que pagan los consumidores.
Sobre los temas abordados concluye con una afirmación preocupante, referida a los procesos de comercialización y la diferencia de precios: “Creemos que hay amigos del gobierno nacional que están aprovechando esta situación. Lo mismo ocurre en el sector agrÃcola. Hay exportadores amigos del Gobierno que en estos últimos años han hecho su gran negocio como consecuencia de la intervención del Estado”. Finaliza reclamando que se analicen a fondo las cadenas productivas.