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Los Valles Andinos de San Juan tienen potencial para cultivar quinua

Destacada por sus condiciones agroecológicas y fitosanitarias para la producción de granos y semillas, la provincia avanza en el desarrollo de este cultivo promisorio y con demanda creciente. El aporte del INTA para promover su consumo, producción y agregado de valor.

Bárcena reconoció que "hay un creciente interés de las empresas en adquirir quinua convencional y orgánica".

El INTA trabaja en la difusión y manejo del cultivo, al tiempo que promueve tanto la diversificación agrícola en campos de productores como su consumo en la población. "Esto contribuye a conocer más sobre las culturas nativas ancestrales, y también, a promover el abastecimiento local de alimentos nutritivos, en condiciones de una producción sustentable, con baja exigencia de insumos externos y mano de obra" resaltó Lucas Guillen -Jefe de la Agencia de Extensión Rural de Calingasta-.

El equipo se encuentra próximo a inscribir la segunda variedad de quinua de la Argentina, "Morrillos". Esta se destaca por ser versátil, de buen rendimiento (hasta 2000 k/ha) y ciclo corto (100-120 días) admitiendo dos siembras anuales, una temprana en agosto y otra tardía en febrero. Esto facilitaría la incorporación de la quinua en los esquemas productivos de la zona, mediante la rotación con especies hortícolas y la consociación con cultivos perennes tradicionales en la región como olivo, vid y otros frutales.

Actualmente se han finalizado el registro y análisis de datos de los ensayos a campo, elaborados durante 3 años en diferentes sitios para completar los descriptores que requiere INASE para la inscripción.

Quinua: cultivo con años de historia

La quinua es un cultivo que tiene una antigüedad de más de 7000 años en la región, y ha contribuido al desarrollo de culturas como la de Tiahuanaco y la Inca. Actualmente se extiende desde el sur de Colombia hasta la Patagonia chilena. Durante la conquista española, fue un alimento marginado y reemplazado por trigo y cebada, sin embargo las poblaciones de semillas nunca se perdieron para los campesinos andinos.

Calificada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un alimento único, debido a su alto valor nutricional ya que provee proteínas y aminoácidos esenciales para el ser humano.

La quinua es un cultivo que tiene una antigüedad de más de 7000 años en la región, y ha contribuido al desarrollo de culturas como la de Tiahuanaco y la Inca.

En relación a su calidad nutricional, Roqueiro señaló que "la semilla de quinua se consume como un cereal, de alto valor nutritivo ya que contiene más proteínas que la mayoría de los alimentos vegetales, fuera de las leguminosas". Sin embargo, el verdadero valor de los granos y subproductos de la quinua "se debe a la calidad de sus proteínas, ya que posee mayor proporción de aminoácidos esenciales para la alimentación humana que los cereales tradicionales" agregó.

Con respecto a la variabilidad genética, la quinua se destaca a escala mundial con más de 3 mil genotipos con diferencias en tamaños, precocidad, adaptaciones, rendimientos, colores y porcentaje de saponinas. En San Juan, se cultivan al menos tres variedades de este pseudocereal en los valles de Calingasta, Iglesia y Jáchal.

Es una planta rustica, tolera diferentes tipos de estrés abióticos, como heladas, sequías y también suelos con alto contenido salino. La quinua puede prosperar con menos de 100 milímetros de lluvia o hasta ser irrigada con agua de mar. Estas características, la hacen apta para su cultivo en condiciones agronómicas que no muchos otros cultivos pueden soportar.