En Chacabuco se perdió el 60% del maÃz
Pese a las lluvias de ayer, en la capital nacional del cereal prevén una caÃda de la actividad económica; necesitan que caigan 100 mm
CHACABUCO.- Aunque Chacabuco es conocida por ser la capital nacional del maÃz y por la fiesta dedicada a este cultivo, que en agosto del año pasado contó con la presencia de la presidenta Cristina Kirchner, este año los productores tendrán poco para festejar.
Es que por culpa de la sequÃa que afecta a buena parte de las regiones productivas del paÃs, el 60% de las 30.000 hectáreas que el partido dedica al maÃz se perderán, y un 30% de las 110.000 que se dedican a soja de primera corren el mismo riesgo.
"Necesitamos que llueva 100 milÃmetros en los próximos siete dÃas para frenar las pérdidas, aunque el INTA afirma que para recuperar totalmente la humedad de los perfiles hacen falta 350 milÃmetros, un objetivo difÃcil de conseguir", señaló Sergio Pinteño, presidente de la Sociedad Rural de Chacabuco y productor mediano de agricultura y ganaderÃa.
Pinteño, junto con los productores Sebastián SofÃa, Ceferino Brandone, Osvaldo Falabella, Roberto Fernández, Guillermo Voisin y Julio Daffunchio, recorrió con LA NACION los campos de la zona, que repiten la misma imagen hectárea tras hectárea: un maÃz seco y minúsculo y sojas que a están a menos de la mitad del tamaño que deberÃan tener. Una realidad tajante que los 23 milÃmetros promedio que cayeron el martes no revertirán. "Con 80 milÃmetros de lluvia por ahà zafábamos, pero con 23 ya podemos decir que no se salva nada del maÃz", destacó Voisin, que hace agricultura en el Cuartel IV de esta localidad.
Los números son tan impactantes como las imágenes. Con un 80% de la agricultura local hecha por arrendatarios, las pérdidas se magnifican. "Los alquileres están entre 15 y 20 quintales de soja, y a eso hay que sumarle 10 de costos de producción, lo que te da un total de 35 quintales de costo. Y con sequÃa, con un rendimiento de 25 quintales te podés dar por satisfecho, o sea que hay una pérdida de plata equivalente a 10 quintales", destacó Pinteño. En maÃz, el número de la pérdida asciende a 600 dólares por hectárea.
Y, como afirma el viejo refrán, las pérdidas en ganaderÃa se pagan en cuotas y aún no se manifestaron del todo. "MaÃz no va a haber, y ya estamos usando reservas que deberÃan ser para más adelante. Debido a la seca, los terneros están saliendo antes, asà que en unos meses va a haber un problema, porque van a faltar animales para el engorde y, consecuentemente, va a faltar carne", destacó Brandone, consignatario desde hace 17 años y una de las caras visibles del piquete de Chacabuco en el conflicto de 2008 por la resolución 125.
Los entrevistados creen que lo peor de la sequÃa se notará a partir del mes próximo y en marzo, cuando la menor cosecha genere menos viajes de transporte de granos y menos movimiento comercial y provoque incumplimientos en la cadena de pagos. "Una cosecha de un 60% menos de maÃz, con pérdidas de soja que aún no terminamos de cuantificar, se va a notar en la actividad económica del pueblo", destacó Fernández.
Claro que la sequÃa no es el único mal que afecta a los que siembran en Chacabuco. "TenÃamos la sequÃa de bolsillo por las dificultades para vender trigo y maÃz, y llegó la sequÃa climática", afirman los productores, mientras señalan los varios silos del cereal que Roberto Fernández tiene en su acopio, Felgar SA. "Ese trigo tiene casi dos años, y sigue sin venderse por las trabas oficiales", señala Fernández.
Descapitalización
Para los de Chacabuco, las polÃticas agropecuarias, como la intervención en los mercados de trigo y maÃz, es un mal mucho más dañino que la falta de agua. "El productor llega a esta sequÃa descapitalizado por la mala comercialización de granos a la que es sometido", destacan los entrevistados. Culpa de estas polÃticas, explican, productores chicos como Osvaldo Falabella terminaron fuera del sistema. "Yo tenÃa mi chacra de 60 hectáreas, pero era imposible competir sin tener escala, y estas polÃticas intervencionistas terminaron favoreciendo la concentración, asà que desde 2009 alquilo el campo", destaca Falabella.
La concentración de los alquileres de las mejores tierras en manos de los semilleros y los grandes grupos de siembra parece ser mala palabra entre los productores de Chacabuco, que apoyan que haya algún tipo de regulación sobre los arrendamientos de campos. "Entre dos pools de siembra hacen el 50% de las hectáreas de Chacabuco. Las empresas grandes deberÃan apuntar a las extensiones grandes, no competir con nosotros por los campos chicos, porque nos dejan afuera", opinó Pinteño.
"Antes, los campos buenos costaban 12 quintales, ahora se fueron a 20 por los pools y algunas empresas semilleras. DeberÃa haber una ley de alquileres que no permitiera que los actores grandes del sistema erradiquen a los productores chicos", destacó Sebastián SofÃa.