El que menos cobra siempre es el productorPermanentemente, desde diversas esferas, se comenta que los precios de los productos alimentarios en general tienen precios que suben en las góndolas de supermercados, tiendas y almacenes de barrio y que por ello los productores que se dedican a que sus campos generen estos alimentos tienen cada vez mas ingresos.
Esto es un pensamiento que en general se encuentra en la cabeza del común de la gente y es algo que debe ser analizado con un poco mas de profundidad y no dejarse llevar que lo que se vende al consumidor final es lo que realmente recibe el productor por su trabajo en el campo.
Es por ello que CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) ha lanzado la primera de las jornadas mensuales del ciclo De la Tierra a la Mesa, donde expondrá a lo largo del año, de la mano de técnicos y productores, la gran brecha que existe entre lo que perciben, en promedio, los productores agropecuarios por los alimentos que producen y lo que pagan los consumidores en las góndolas de hipermercados, supermercados y almacenes.
Realmente no es nuevo que los productores deban salir a aclarar esto a los consumidores a través de los medios de información, pero los consumidores deben conocer realmente que es lo que pasa en la cadena comercial alimenticia y que los precios en realidad se incrementan mucho con la intermediación y los diferentes eslabones por la cual debe pasar un producto hasta que llega a la boca de los consumidores.
Solo basta tomar algunos ejemplos de lo que sucede en realidad con los precios desde la tranquera del campo o culata camión, hasta que el consumidor lo retira de una góndola o le compre al almacenero del barrio.
El estudio de CRA afirma que la manzana es pagada por el consumidor a un precio de $ 14 el kilo y que el productor recibe por este producto $ 1,80 al momento que lo cosecha. En durazno el ama de casa paga $ 15 el kilo y el productor sólo recibe un valor de $ 1,70. Esto da unas diferencias que van desde el 700% en la manzana y del 800% en durazno en fresco del precio que paga el consumidor con respeto a lo que recibe el productor.
Si se toma el durazno en almíbar en lata, el consumidor paga en góndola $ 14 y el productor recibe tan sólo $ 0,47 por el durazno, necesario para producirla, arrojando una diferencia del 2.900% superior.
En nuestra provincia los limones se llegaron a pagar hasta $ 1 por cada limón, cuando el productor recibió el año pasado al finalizar la cosecha hasta U$S 150 por tonelada en industria, lo que significa entre U$S 2 y U$S 3, al que se le debe sacar el gasto de cosecha. Una maleta puede llegar a tener hasta 150 limones.
Con el trigo sucede algo similar
En lo referente al trigo pan se puede decir que el precio del pan francés en góndola es de $ 10 y el productor solo recibe solo $ 0,67 por su trigo para producir un kilo de pan.
Si hablamos de las medialunas en las panaderías de Buenos Aires el consumidor paga en góndola unos $ 21 por una docena de medialunas y el productor recibe $ 0,18 por el trigo necesario para la producción de una docena de medialunas. Esto es un 11.000% superior al precio que paga el consumidor con respecto a lo que percibe el productor por el trigo para su elaboración.
En carne de cerdo el consumidor paga en góndola $ 60 por el kg. de matambre y el productor recibe $ 8,30 por kg vivo vendido, siendo un 500% superior al precio que paga el consumidor con respecto a lo que percibe el productor.
En carne vacuna, en Liniers es de $ 10,80 el kilo vio de novillo de 460 kilos y el kilo de carne para asado ronda los $ 35.
En pollos la diferencia también se nota, ya que el kilo del kilo vivo es de $ 6,25 y el precio de góndola esta arriba de los $ 13 el kilo faenado.
En los huevos, el precio por bandeja que sale del campo es de $ 4,10, y el precio por bandeja supera los $ 12.
Realmente las diferencias son siempre abismales y el productor nunca recibe los precios que se venden al consumidor.
Perjuicios
Esto demuestra que los productores no son formadores de precios y no influyen en el encarecimiento de la canasta familiar, por lo que se debe tener cuidado a quienes se culpa por la suba de precios que llegan a las góndolas.
Existe una cadena comercial que es realmente onerosa y es ahí donde deben verificarse los incrementos de los precios ya que los productores y consumidores son los eslabones más perjudicados de la cadena y el precio de la materia prima incide un 10% en el precio final al consumidor.
Es necesario, por lo tanto, que las políticas del Gobierno busquen la forma de "no matar la gallina de los huevos de oro" y, de alguna manera, proteger a quien los alimenta.
Permanentemente, desde diversas esferas, se comenta que los precios de los productos alimentarios en general tienen precios que suben en las góndolas de supermercados, tiendas y almacenes de barrio y que por ello los productores que se dedican a que sus campos generen estos alimentos tienen cada vez mas ingresos.
Esto es un pensamiento que en general se encuentra en la cabeza del común de la gente y es algo que debe ser analizado con un poco mas de profundidad y no dejarse llevar que lo que se vende al consumidor final es lo que realmente recibe el productor por su trabajo en el campo.
Es por ello que CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) ha lanzado la primera de las jornadas mensuales del ciclo De la Tierra a la Mesa, donde expondrá a lo largo del año, de la mano de técnicos y productores, la gran brecha que existe entre lo que perciben, en promedio, los productores agropecuarios por los alimentos que producen y lo que pagan los consumidores en las góndolas de hipermercados, supermercados y almacenes.
Realmente no es nuevo que los productores deban salir a aclarar esto a los consumidores a través de los medios de información, pero los consumidores deben conocer realmente que es lo que pasa en la cadena comercial alimenticia y que los precios en realidad se incrementan mucho con la intermediación y los diferentes eslabones por la cual debe pasar un producto hasta que llega a la boca de los consumidores.
Solo basta tomar algunos ejemplos de lo que sucede en realidad con los precios desde la tranquera del campo o culata camión, hasta que el consumidor lo retira de una góndola o le compre al almacenero del barrio.
El estudio de CRA afirma que la manzana es pagada por el consumidor a un precio de $ 14 el kilo y que el productor recibe por este producto $ 1,80 al momento que lo cosecha. En durazno el ama de casa paga $ 15 el kilo y el productor sólo recibe un valor de $ 1,70. Esto da unas diferencias que van desde el 700% en la manzana y del 800% en durazno en fresco del precio que paga el consumidor con respeto a lo que recibe el productor.
Si se toma el durazno en almíbar en lata, el consumidor paga en góndola $ 14 y el productor recibe tan sólo $ 0,47 por el durazno, necesario para producirla, arrojando una diferencia del 2.900% superior.
En nuestra provincia los limones se llegaron a pagar hasta $ 1 por cada limón, cuando el productor recibió el año pasado al finalizar la cosecha hasta U$S 150 por tonelada en industria, lo que significa entre U$S 2 y U$S 3, al que se le debe sacar el gasto de cosecha. Una maleta puede llegar a tener hasta 150 limones.
Con el trigo sucede algo similar
En lo referente al trigo pan se puede decir que el precio del pan francés en góndola es de $ 10 y el productor solo recibe solo $ 0,67 por su trigo para producir un kilo de pan.
Si hablamos de las medialunas en las panaderías de Buenos Aires el consumidor paga en góndola unos $ 21 por una docena de medialunas y el productor recibe $ 0,18 por el trigo necesario para la producción de una docena de medialunas. Esto es un 11.000% superior al precio que paga el consumidor con respecto a lo que percibe el productor por el trigo para su elaboración.
En carne de cerdo el consumidor paga en góndola $ 60 por el kg. de matambre y el productor recibe $ 8,30 por kg vivo vendido, siendo un 500% superior al precio que paga el consumidor con respecto a lo que percibe el productor.
En carne vacuna, en Liniers es de $ 10,80 el kilo vio de novillo de 460 kilos y el kilo de carne para asado ronda los $ 35.
En pollos la diferencia también se nota, ya que el kilo del kilo vivo es de $ 6,25 y el precio de góndola esta arriba de los $ 13 el kilo faenado.
En los huevos, el precio por bandeja que sale del campo es de $ 4,10, y el precio por bandeja supera los $ 12.
Realmente las diferencias son siempre abismales y el productor nunca recibe los precios que se venden al consumidor.
Perjuicios
Esto demuestra que los productores no son formadores de precios y no influyen en el encarecimiento de la canasta familiar, por lo que se debe tener cuidado a quienes se culpa por la suba de precios que llegan a las góndolas.
Existe una cadena comercial que es realmente onerosa y es ahí donde deben verificarse los incrementos de los precios ya que los productores y consumidores son los eslabones más perjudicados de la cadena y el precio de la materia prima incide un 10% en el precio final al consumidor.
Es necesario, por lo tanto, que las políticas del Gobierno busquen la forma de "no matar la gallina de los huevos de oro" y, de alguna manera, proteger a quien los alimenta.