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La soja requiere 36 quintales por hectárea para nivelar costos

Es la productividad que demanda el cultivo en campos arrendados. Se logran 40 quintales en promedio.

 A diferencias del maíz, que en esta campaña sólo da chances de obtener números positivos en campo propio, la soja brinda una oportunidad a quienes apostaron por ella en lotes arrendados en la zona de Oncativo. No obstante, la ecuación se encargó de poner la vara bien alto.


“El rinde de indiferencia de la soja en la zona es de 36 quintales por hectárea en campos alquilados”, aseguró Carlos Carranza, asesor técnico en la zona.

Las buenas condiciones climáticas permitieron redondear una muy buena campaña, con rindes promedios de 40 quintales. Aunque desde el punto de vista económico no le sobra mucho. “Estamos hablando de una rentabilidad de cuatro quintales por hectárea que no es demasiado, más si tenemos en cuenta que el productor con ese ingreso debe aguantar todo el año y planificar la próxima siembra”, admitió Carranza.

Más allá de los anegamientos padecidos en algunos bajos de la zona, la soja tuvo condiciones agroclimáticas muy buenas. Arrancó con un perfil bien cargado, que se tradujo al final del ciclo en rendimientos que tuvieron picos de más de 50 quintales.

Más allá de su posición dominante dentro de la rotación agrícola, la soja también requiere de una secuencia bien aceitada con las gramíneas. Esa sociedad es la que le permite estabilizar los rendimientos a lo largo del año y no depender tanto del buen clima.

Alquileres y malezas

Con alquileres en la zona cuyo costo ronda los 10 quintales por hectárea (precio Rosario), el modelo agrícola de arrendamiento a valores fijos parece inviable. “No hay una rentabilidad acorde para pagar esos valores. Los acuerdos asociativos o a porcentaje pueden ser una salida. Si no se puede pensar en una producción agrícola en una secuencia de seis años, el sistema no cierra”, admitió el asesor.

La aparición de las malezas resistentes está demandando mayores costos en la producción de soja. La llegada a la zona del yuyo colorado ( Amaranthus sp ) generó preocupación durante esta campaña, debido a la cantidad de semilla que genera. Según Carranza, el abordaje de su resistencia tiene que ser sistémico y basado en la rotación, ya que esa estrategia permite utilizar diferentes herbicidas con distintos principios activos, lo que favorece el control.

En la actual campaña, hubo productores en el sur de Córdoba que debieron gastar hasta 120 dólares por hectárea sólo para control de malezas. Sucede que mal manejado, el Amaranthus sp es una especie que puede generar serias pérdidas en el cultivo de soja.