La sequía que más nos dueleRubén Ferrero, presidente de CRA, habló sobre la insostenible situación que viven los productores agropecuarios a raíz de la falta de lluvias.
La sequía que gran parte del país está atravesando se perfila como más dañina que la sufrida en la campaña 2008/2009. Si no se producen precipitaciones en los próximos días las consecuencias para las finanzas del país serán por demás negativas. La perdida de 10 millones de toneladas de soja y maíz le significará a la Argentina una disminución en el ingreso superior a los 8.000 millones de dólares.
A esto debemos sumarle que a la fecha solo se ha podido sembrar el 80 % del área destinada a soja, restando aun sin sembrar un 20% por falta de humedad, lo que significa más de 4 millones de hectáreas.
Asimismo las producciones cárnicas y de leche se verán notablemente afectadas por la imposibilidad de realizar reservas forrajeras y de granos en vistas al próximo invierno. También es una realidad que hoy muchos productores se encuentran desfinanciados por no poder comercializar normalmente su producción (ejemplo productores trigueros).
Como presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), entidad gremial agropecuaria federal, integrada por 14 Confederaciones que representan territorialmente a todo el país, me hago eco de la preocupación del hombre de campo y de su incertidumbre a futuro en esta delicada situación que perjudicará notoriamente las economías regionales y las finanzas del interior.
Habrá, como consecuencia de este fenómeno, una marcada disminución en las ventas de los comercios, menor demandas de contratación de servicios y menor cantidad de inversiones. En suma, la sequía dejará a su paso una economía seriamente afectada con los efectos negativos que esto genera en todo el país.
Por esto y ante esto es necesario el acompañamiento al productor agropecuario, a través del financiamiento que le permita afrontar las perdidas que acarreará este fenómeno en las inversiones que deberá realizar para seguir produciendo en las próximas campañas.
La sequía es una realidad y, por lo que dicen los pronósticos, llegó para quedarse. Aunque así no fuera, los daños ya son cuantiosos. Esperamos la lluvia y también el acompañamiento del gobierno nacional, lo que deberá ser visto no como un gasto sino como una inversión pensando en una Argentina más productiva.
La sequía que gran parte del país está atravesando se perfila como más dañina que la sufrida en la campaña 2008/2009. Si no se producen precipitaciones en los próximos días las consecuencias para las finanzas del país serán por demás negativas. La perdida de 10 millones de toneladas de soja y maíz le significará a la Argentina una disminución en el ingreso superior a los 8.000 millones de dólares.
A esto debemos sumarle que a la fecha solo se ha podido sembrar el 80 % del área destinada a soja, restando aun sin sembrar un 20% por falta de humedad, lo que significa más de 4 millones de hectáreas.
Asimismo las producciones cárnicas y de leche se verán notablemente afectadas por la imposibilidad de realizar reservas forrajeras y de granos en vistas al próximo invierno. También es una realidad que hoy muchos productores se encuentran desfinanciados por no poder comercializar normalmente su producción (ejemplo productores trigueros).
Como presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), entidad gremial agropecuaria federal, integrada por 14 Confederaciones que representan territorialmente a todo el país, me hago eco de la preocupación del hombre de campo y de su incertidumbre a futuro en esta delicada situación que perjudicará notoriamente las economías regionales y las finanzas del interior.
Habrá, como consecuencia de este fenómeno, una marcada disminución en las ventas de los comercios, menor demandas de contratación de servicios y menor cantidad de inversiones. En suma, la sequía dejará a su paso una economía seriamente afectada con los efectos negativos que esto genera en todo el país.
Por esto y ante esto es necesario el acompañamiento al productor agropecuario, a través del financiamiento que le permita afrontar las perdidas que acarreará este fenómeno en las inversiones que deberá realizar para seguir produciendo en las próximas campañas.
La sequía es una realidad y, por lo que dicen los pronósticos, llegó para quedarse. Aunque así no fuera, los daños ya son cuantiosos. Esperamos la lluvia y también el acompañamiento del gobierno nacional, lo que deberá ser visto no como un gasto sino como una inversión pensando en una Argentina más productiva.