Carne y madera en la misma superficieMás de 200.000 hectáreas del sudeste bonaerense podrían destinarse a implantar bosques para aumentar la calidad y agregar valor en forestación y ganadería.
De la mano del INTA, los productores del sudeste de la provincia de Buenos Aires pueden aumentar la capacidad productiva de sus establecimientos mediante la implantación de monte sumado a la siembra de pasturas para el desarrollo ganadero.
“Diversificar la producción le permite al productor contar con madera de calidad para abastecer a mercados cercanos –como el de Mar del Plata– y sembrar pasturas para el desarrollo de la ganadería”, dijo Ana Lupi, investigadora del Instituto de Suelos del INTA Castelar –Buenos Aires–. De hecho, el organismo llevó adelante los primeros en la provincia, específicamente en la ciudad de Tandil, que registraron resultados muy auspiciosos.
Caracterizada por suelos arenosos, de textura media, con pendiente y escasa profundidad, esa región bonaerense posee una extensa superficie marginal para la agricultura. Sin embargo, más de 200.000 hectáreas podrían destinarse a implantar bosques para la venta de servicios ambientales, que en la actualidad se utilizan para ganadería extensiva con escaso nivel tecnológico.
De acuerdo con Lupi, el correcto manejo silvícola –con la aplicación de podas y raleos– determina la calidad de la madera a obtener: libre de nudos y sin defectos. “Pinus radiata es una de las especies más difundidas a escala mundial debido a su alta tasa de crecimiento, excelente calidad de la madera y respuesta positiva a tratamientos silvícolas de poda y raleo que mejoran la calidad de la madera”.
Paula Ferrere, técnica del INTA 9 de Julio –Buenos Aires–, explicó que las podas tempranas con tijeras tipo sandvik –que realizan un corte liso– o con serruchos bien afilados “aumentan la producción de madera libre de nudos. La poda no reduce el crecimiento de los árboles por el contrario, lo potencia”.
El raleo del 50 por ciento –realizado en forma temprana antes del cierre de copas– permite seleccionar los mejores individuos. En este sentido, “la entrada de luz en el monte –indicó Lupi– mejora el crecimiento de los árboles remanentes y la formación del recurso forrajero, complemento para la ganadería”.
De la mano del INTA, los productores del sudeste de la provincia de Buenos Aires pueden aumentar la capacidad productiva de sus establecimientos mediante la implantación de monte sumado a la siembra de pasturas para el desarrollo ganadero.
“Diversificar la producción le permite al productor contar con madera de calidad para abastecer a mercados cercanos –como el de Mar del Plata– y sembrar pasturas para el desarrollo de la ganadería”, dijo Ana Lupi, investigadora del Instituto de Suelos del INTA Castelar –Buenos Aires–. De hecho, el organismo llevó adelante los primeros en la provincia, específicamente en la ciudad de Tandil, que registraron resultados muy auspiciosos.
Caracterizada por suelos arenosos, de textura media, con pendiente y escasa profundidad, esa región bonaerense posee una extensa superficie marginal para la agricultura. Sin embargo, más de 200.000 hectáreas podrían destinarse a implantar bosques para la venta de servicios ambientales, que en la actualidad se utilizan para ganadería extensiva con escaso nivel tecnológico.
De acuerdo con Lupi, el correcto manejo silvícola –con la aplicación de podas y raleos– determina la calidad de la madera a obtener: libre de nudos y sin defectos. “Pinus radiata es una de las especies más difundidas a escala mundial debido a su alta tasa de crecimiento, excelente calidad de la madera y respuesta positiva a tratamientos silvícolas de poda y raleo que mejoran la calidad de la madera”.
Paula Ferrere, técnica del INTA 9 de Julio –Buenos Aires–, explicó que las podas tempranas con tijeras tipo sandvik –que realizan un corte liso– o con serruchos bien afilados “aumentan la producción de madera libre de nudos. La poda no reduce el crecimiento de los árboles por el contrario, lo potencia”.
El raleo del 50 por ciento –realizado en forma temprana antes del cierre de copas– permite seleccionar los mejores individuos. En este sentido, “la entrada de luz en el monte –indicó Lupi– mejora el crecimiento de los árboles remanentes y la formación del recurso forrajero, complemento para la ganadería”.