Fuertes lluvias paralizan la cosecha en el norte y oeste bonaerense y agravan el panorama en la región núcleoEl evento, que comenzó el jueves pasado, impactó con mayor fuerza en el noroeste y noreste bonaerense. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, en esas zonas aún quedaba por recolectar más de dos tercios del cultivo de soja al momento de las lluvias.
Durante los últimos días, intensas lluvias afectaron gravemente la actividad agrícola en el norte y oeste de la provincia de Buenos Aires, y también en sectores de la región núcleo, donde se registraron acumulados excepcionales. En localidades como Chacabuco, Rojas y Junín, las precipitaciones alcanzaron los 378, 250 y 225 milímetros respectivamente, generando anegamientos y retrasos significativos en la cosecha de soja.
El evento, que comenzó el jueves pasado, impactó con mayor fuerza en el noroeste y noreste bonaerense. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, en esas zonas aún quedaba por recolectar más de dos tercios del cultivo de soja al momento de las lluvias. En total, restan cosecharse unas 530.000 hectáreas de soja en el norte y 730.000 hectáreas en el oeste, aunque no toda esta superficie se vio afectada de forma homogénea.
Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), advirtió que "la duración del agua es crítica para ver el daño en los cultivos que no se cosecharon". Las condiciones de anegamiento podrían derivar en pérdidas importantes si los lotes no logran drenar en el corto plazo. Además, se reportaron ráfagas de viento que provocaron daños localizados, como en Hipólito Yrigoyen.
En cuanto al maíz, el avance de cosecha en el norte bonaerense ronda el 90 %, quedando pendientes principalmente lotes de siembra tardía que ocupan unas 120.000 hectáreas. En el oeste, si bien aún resta cosechar una mayor superficie, no se anticipan mermas productivas significativas a nivel regional.
El pronóstico no es alentador. Se prevén nuevas lluvias y lloviznas, junto a bajas temperaturas, lo que dificultará el secado de los cultivos y el acceso de la maquinaria. Especialistas coinciden en que será necesario esperar una mejora en las condiciones del suelo para retomar las tareas y dimensionar con mayor precisión el impacto productivo final.
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Durante los últimos días, intensas lluvias afectaron gravemente la actividad agrícola en el norte y oeste de la provincia de Buenos Aires, y también en sectores de la región núcleo, donde se registraron acumulados excepcionales. En localidades como Chacabuco, Rojas y Junín, las precipitaciones alcanzaron los 378, 250 y 225 milímetros respectivamente, generando anegamientos y retrasos significativos en la cosecha de soja.
El evento, que comenzó el jueves pasado, impactó con mayor fuerza en el noroeste y noreste bonaerense. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, en esas zonas aún quedaba por recolectar más de dos tercios del cultivo de soja al momento de las lluvias. En total, restan cosecharse unas 530.000 hectáreas de soja en el norte y 730.000 hectáreas en el oeste, aunque no toda esta superficie se vio afectada de forma homogénea.
Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), advirtió que "la duración del agua es crítica para ver el daño en los cultivos que no se cosecharon". Las condiciones de anegamiento podrían derivar en pérdidas importantes si los lotes no logran drenar en el corto plazo. Además, se reportaron ráfagas de viento que provocaron daños localizados, como en Hipólito Yrigoyen.
En cuanto al maíz, el avance de cosecha en el norte bonaerense ronda el 90 %, quedando pendientes principalmente lotes de siembra tardía que ocupan unas 120.000 hectáreas. En el oeste, si bien aún resta cosechar una mayor superficie, no se anticipan mermas productivas significativas a nivel regional.
El pronóstico no es alentador. Se prevén nuevas lluvias y lloviznas, junto a bajas temperaturas, lo que dificultará el secado de los cultivos y el acceso de la maquinaria. Especialistas coinciden en que será necesario esperar una mejora en las condiciones del suelo para retomar las tareas y dimensionar con mayor precisión el impacto productivo final.