Garbanzo: el que pega primero, pega dos vecesLas siembras tempranas arrojaron mayores rendimientos.
Las dificultades para comercializar el trigo inciden en la intención de sembrar el cereal, y, como reza el proverbio, “quien se fue a Sevilla, perdió la
silla”.
Hay candidatos para ocuparla, pero no todos reúnen las condiciones exigidas. Dentro de las legumbres de grano seco, el cultivo mejor posicionado en las encuestas es el garbanzo. Camina la calle desde la campaña 2005/2006 en base a un eslogan simple pero contundente: tolera el frío, es poco exigente en agua y brinda un producto de alto valor gracias a la creciente demanda internacional.
Como buen integrante de la dieta mediterránea, en la que las legumbres están en la mesa al menos dos veces por semana, la calidad del garbanzo se
mide por su calibre y, cuanto mayor es, más se paga por lo producido.
Al igual que en otros cultivos, la rentabilidad del garbanzo se basa tanto en la cantidad como en la calidad de la producción. El objetivo de nuestro trabajo fue evaluar el efecto de la fecha y densidad de siembra sobre el calibre y rendimiento en garbanzo cultivado en la región central de la provincia de
Córdoba.
El ensayo, en siembra directa y en secano, se llevó a cabo en el área experimental del Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC).
El cultivar de garbanzo “Norteño” se sembró el 12 de abril, 3 de mayo, 24 de mayo y 14 de junio de 2012. Paralelamente se lo cultivó bajo dos densidades de siembra (20 y 40 semillas viables por metro cuadrado).
Cada unidad experimental (parcela) estuvo compuesta por cinco surcos distanciados por 0,35 metro y de cinco metros de longitud. Enmarcado en un diseño en bloques completos aleatorios con dos repeticiones se consideraron a las fechas de siembra como las parcelas principales y a las densidades como las subparcelas.
Entre otras, se midieron las siguientes variables: rendimiento en grano (kg/ha) y calibre (milímetros). La información fue sujeta al correspondiente análisis estadístico. Para estimar el margen bruto se tuvo en cuenta el precio por tonelada a diciembre de 2012.
Resultados. El efecto de la densidad de siembra sobre el rendimiento en grano y el calibre de éste no alcanzó significancia estadística. En cambio, sí lo hizo la fecha de siembra. Las siembras del 12 de abril y 3 de mayo, con rendimientos cercanos a los 2.500 kg/ha, superaron significativamente los valores medios obtenidos el 24 de mayo (1.300 kg/ha) y el 14 de junio (1.000 kg/ha).
Cantidad y calidad del producto fueron de la mano, ya que la proporción de calibres de nueve y 10 milímetros tendieron a disminuir con el atraso de la fecha de siembra.
La repercusión en términos económicos de estos resultados resulta más que obvia en cuanto al rendimiento en grano, dado que el margen bruto por hectárea cae un 66 por ciento desde la siembra del 12 de abril (1.450,8 dólares) a la del 14 de junio (495,32 dólares).
En cuanto al precio por tonelada, la ecuación no es tan lineal. Sin embargo, si se comparan las fechas extremas de siembra, se observa que al retrasarse se dejan de percibir 120 dólares por tonelada debido al “peso” que tiene cada calibre en la configuración del precio final. Es decir que por cada día que se atrasa la fecha de siembra, se deja de ganar 1,6 dólar tan sólo por la calidad del producto.
El título de la nota hace alusión al valor que tiene actuar (sembrar) con prontitud que, en el caso del cultivo del garbanzo, no es de menor cuantía.
Los autores son estudiantes de Ciencias Agropecuarias (UNC); pablocobelas@gmail.com; lauorue47@hotmail.com, bajo la tutoría del ingeniero agrónomo Ricardo Maich.
Las dificultades para comercializar el trigo inciden en la intención de sembrar el cereal, y, como reza el proverbio, “quien se fue a Sevilla, perdió la silla”.
Hay candidatos para ocuparla, pero no todos reúnen las condiciones exigidas. Dentro de las legumbres de grano seco, el cultivo mejor posicionado en las encuestas es el garbanzo. Camina la calle desde la campaña 2005/2006 en base a un eslogan simple pero contundente: tolera el frío, es poco exigente en agua y brinda un producto de alto valor gracias a la creciente demanda internacional.
Como buen integrante de la dieta mediterránea, en la que las legumbres están en la mesa al menos dos veces por semana, la calidad del garbanzo se mide por su calibre y, cuanto mayor es, más se paga por lo producido.
Al igual que en otros cultivos, la rentabilidad del garbanzo se basa tanto en la cantidad como en la calidad de la producción. El objetivo de nuestro trabajo fue evaluar el efecto de la fecha y densidad de siembra sobre el calibre y rendimiento en garbanzo cultivado en la región central de la provincia de Córdoba.
El ensayo, en siembra directa y en secano, se llevó a cabo en el área experimental del Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC).
El cultivar de garbanzo “Norteño” se sembró el 12 de abril, 3 de mayo, 24 de mayo y 14 de junio de 2012. Paralelamente se lo cultivó bajo dos densidades de siembra (20 y 40 semillas viables por metro cuadrado).
Cada unidad experimental (parcela) estuvo compuesta por cinco surcos distanciados por 0,35 metro y de cinco metros de longitud. Enmarcado en un diseño en bloques completos aleatorios con dos repeticiones se consideraron a las fechas de siembra como las parcelas principales y a las densidades como las subparcelas.
Entre otras, se midieron las siguientes variables: rendimiento en grano (kg/ha) y calibre (milímetros). La información fue sujeta al correspondiente análisis estadístico. Para estimar el margen bruto se tuvo en cuenta el precio por tonelada a diciembre de 2012.
Resultados. El efecto de la densidad de siembra sobre el rendimiento en grano y el calibre de éste no alcanzó significancia estadística. En cambio, sí lo hizo la fecha de siembra. Las siembras del 12 de abril y 3 de mayo, con rendimientos cercanos a los 2.500 kg/ha, superaron significativamente los valores medios obtenidos el 24 de mayo (1.300 kg/ha) y el 14 de junio (1.000 kg/ha).
Cantidad y calidad del producto fueron de la mano, ya que la proporción de calibres de nueve y 10 milímetros tendieron a disminuir con el atraso de la fecha de siembra.
La repercusión en términos económicos de estos resultados resulta más que obvia en cuanto al rendimiento en grano, dado que el margen bruto por hectárea cae un 66 por ciento desde la siembra del 12 de abril (1.450,8 dólares) a la del 14 de junio (495,32 dólares).
En cuanto al precio por tonelada, la ecuación no es tan lineal. Sin embargo, si se comparan las fechas extremas de siembra, se observa que al retrasarse se dejan de percibir 120 dólares por tonelada debido al “peso” que tiene cada calibre en la configuración del precio final. Es decir que por cada día que se atrasa la fecha de siembra, se deja de ganar 1,6 dólar tan sólo por la calidad del producto.
El título de la nota hace alusión al valor que tiene actuar (sembrar) con prontitud que, en el caso del cultivo del garbanzo, no es de menor cuantía.
Los autores son estudiantes de Ciencias Agropecuarias (UNC); pablocobelas@gmail.com; lauorue47@hotmail.com, bajo la tutoría del ingeniero agrónomo Ricardo Maich.