"Con el sistema silvopastoril producimos hasta un 30% más"Lo destacó el productor Tomás Dragell quien trabaja junto al INTA en complementar forestación con ganadería. En INTA Expone NOA en Cerillos, Salta, habrá demostraciones con estas características.
“Hace ocho años que trabajamos en esta modalidad, con el asesoramiento del INTA, y estoy convencido de sus resultados positivos tanto en ganadería, forestación y pasturas”, Tomás Dragell en referencia a la práctica silvopastoril. Con este sistema incrementó rendimientos hasta un 30 por ciento en el campo que administra en Árbol Blanco, a 90 kilómetros de Quimilí, Santiago del Estero.
Carlos Carranza, especialista del INTA en sistemas silvopastoriles, indicó que esta forma de producir es “una oportunidad para la diversificación y el desarrollo” y puntualizó la importancia del “correcto manejo de las distintas etapas del proceso de producción primaria”.
Con esta propuesta, “las pasturas son abundantes y la ganadería se beneficia con buenos índices de productividad”, destacó Dragell, quien además resaltó que, con este sistema, se pone el acento en el cuidado de la biodiversidad y en temas sensibles como los relacionados con el impacto ambiental y el cambio climático.
Según el productor, en términos productivos, “la cantidad de kilos mejora hasta en un 30 por ciento la productividad en los lotes con este sistemas que en aquellos que tiene el enrolado tradicional”.
Puntualmente, la estancia El Puma en Árbol Blanco posee 9.000 vacas de cría de raza Angus y Bradford y una densidad de plantación de 200 árboles por hectárea. Estos sistemas, en suma, contemplan las interacciones o relaciones que se dan entre estos componentes.
“La presencia de árboles nativos –monte– o introducidos –plantaciones–, los pastos y las especies vegetales influyen en la dinámica de la humedad del suelo que es determinante en la productividad de los árboles y los pastos que, a su vez, determina la capacidad de producción de carne y la regeneración de las especies forrajeras”, determinó Carranza.
En este contexto, la actividad forestal pasa a ser un complemento de las actividades agropecuarias tradicionales con el aporte de las ventajas ambientales y económicas propias de la diversificación productiva. Además, genera puestos de trabajo –tractoristas, vaqueros, hacheros, alambradores, agrónomos, forestales, biólogos, veterinarios, zootecnistas, entre otros– y mejora la distribución de la renta.
“Hace ocho años que trabajamos en esta modalidad, con el asesoramiento del INTA, y estoy convencido de sus resultados positivos tanto en ganadería, forestación y pasturas”, Tomás Dragell en referencia a la práctica silvopastoril. Con este sistema incrementó rendimientos hasta un 30 por ciento en el campo que administra en Árbol Blanco, a 90 kilómetros de Quimilí, Santiago del Estero.
Carlos Carranza, especialista del INTA en sistemas silvopastoriles, indicó que esta forma de producir es “una oportunidad para la diversificación y el desarrollo” y puntualizó la importancia del “correcto manejo de las distintas etapas del proceso de producción primaria”.
Con esta propuesta, “las pasturas son abundantes y la ganadería se beneficia con buenos índices de productividad”, destacó Dragell, quien además resaltó que, con este sistema, se pone el acento en el cuidado de la biodiversidad y en temas sensibles como los relacionados con el impacto ambiental y el cambio climático.
Según el productor, en términos productivos, “la cantidad de kilos mejora hasta en un 30 por ciento la productividad en los lotes con este sistemas que en aquellos que tiene el enrolado tradicional”.
Puntualmente, la estancia El Puma en Árbol Blanco posee 9.000 vacas de cría de raza Angus y Bradford y una densidad de plantación de 200 árboles por hectárea. Estos sistemas, en suma, contemplan las interacciones o relaciones que se dan entre estos componentes.
“La presencia de árboles nativos –monte– o introducidos –plantaciones–, los pastos y las especies vegetales influyen en la dinámica de la humedad del suelo que es determinante en la productividad de los árboles y los pastos que, a su vez, determina la capacidad de producción de carne y la regeneración de las especies forrajeras”, determinó Carranza.
En este contexto, la actividad forestal pasa a ser un complemento de las actividades agropecuarias tradicionales con el aporte de las ventajas ambientales y económicas propias de la diversificación productiva. Además, genera puestos de trabajo –tractoristas, vaqueros, hacheros, alambradores, agrónomos, forestales, biólogos, veterinarios, zootecnistas, entre otros– y mejora la distribución de la renta.